En una escudería de Fórmula 1 interviene la tecnología, la innovación, el marketing, la comunicación…, entre otras muchas disciplinas. Todo un complejo engranaje al servicio de un objetivo muy claro: ser el más rápido en la pista. Todas las personas que intervienen desde el diseño del monoplaza, la fabricación, las pruebas, el piloto y sus entrenadores (físico, médico, psicológico), equipo de pit stop, mecánicos, ingenieros, etcétera, están alineadas alrededor de un mismo objetivo. Han de conseguir ser el equipo más rápido del campeonato. Es lo que yo llamo un ‘foco extremo’. Es decir, focalizarse de forma radical y obsesiva hacia una única meta.
¿Por qué no lo hacen las empresas? Ante el entorno complejo en el que nos movemos, las empresas suelen dispersarse en objetivos, proyectos y acciones diversas, a cambiar de planes a cada segundo. Hay un deseo de intentar abarcarlo todo, de ir a por todo, lo que muchas veces las conduce a no conseguir nada. Una empresa, y en especial su fábrica, ha de tener muy claro cuál es su ‘foco extremo’, cuál es el objetivo clave y más importante que tiene que conseguir. Para elegir ese objetivo basta con detectar o definir cuál es o ha de ser su ventaja competitiva principal, cuál ha de ser su rasgo diferenciador frente a la competencia, o cuál es el elemento clave para triunfar en su sector de actividad. En mi sector, ¿qué es lo más importante? o ¿en qué quiero ser el mejor? Puede ser la calidad, quizás el plazo de entrega, tal vez el precio, o la flexibilidad en la personalización del producto… Hay que tenerlo muy claro e ir a por ello de forma agresiva, obsesiva y radical.
Trabajar hacia el ‘foco extremo’ significa alinear a toda la organización hacia ese objetivo, así como los recursos que sean necesarios. Si quiero ser el más rápido en la entrega al cliente, debo priorizar este objetivos sobre otros, concienciar y explicar a todo el equipo que ese es el gol, y poner los recursos y herramientas sobre la mesa. Sin dispersarse ni distraerse en otras cosas. Así se hace en la Fórmula 1, pues en la competición automovilística hay una gran diferencia entre ser el campeón y el subcampeón.
En otro ámbito, en el de la Copa América de vela, se recoge una anécdota en la primera edición de la competición en 1851 en la conversación que mantenía la reina de Inglaterra cuando la regata estaba a punto de concluir y cerca de la llegada solo se divisaba al barco estadounidense. ‘¿Quién es el primero?’, preguntó la reina Victoria, y su asistente respondió: ‘El "América", Majestad’. ‘¿Y el segundo?’, volvió a preguntar la soberana esperando mejores noticias. Pero obtuvo por respuesta: ‘Majestad, aquí no hay segundo’. Es decir, en nuestro objetivo principal, en nuestro 'foco extremo', únicamente vale ser los campeones.
Todo trabajador de una fábrica debe saber cuál es el ‘foco extremo’. Pero me temo que muchos no lo saben y viven en un mar de objetivos diversos y, a menudo, contradictorios. Y en esa situación es imposible ponerse manos a la obra para conseguirlo. Sepamos que de ello dependerá la posición de la empresa en el mercado y, en consecuencia, su vida como organización.
Aprendamos de la Fórmula 1, o de la vela, o del deporte en general. ¿Cuál es el ‘foco extremo’ de tu fábrica?