En muchas ocasiones nos inundamos de indicadores, perdiendo de vista lo verdaderamente importante. Cuidado con el coste y la distorsión que pueden traer los indicadores.
Desde la empresa más grande hasta la más pequeña, todas deben cuestionarse las cosas. La autocomplacencia es la antesala del fin.
Buscar la excelencia requiere estar enamorado del producto, desde el Presidente de la compañía hasta el último empleado. Y eso se debe provocar. Las personas de tu empresa, ¿lo están?
Innovar es una tarea enorme, visionaria, arriesgada, que requiere convicción y disciplina. ¿Innovas o intentas innovar?
Una fábrica es como un bonsai. Ni el cortoplacismo, ni los atajos, ni la gestión superficial sirven. La fábrica que se cuide como un bonsai será la fábrica que terminará siendo fuerte y competitiva.
Responde con franqueza a esta pregunta y sabrás en qué punto de madurez Kaizen está tu empresa. Solo valen las propuestas escritas, registradas y gestionadas, no las simplemente comentadas.
¿Cada puesto de trabajo o departamento trata al siguiente como su cliente interno? ¿Aplicas el análisis de cliente interno?
¿Has identificado tu rasgo diferencial respecto a tus competidores? ¿Te has hecho esta pregunta? Es vital conocerlo, pues sobre ello se focalizará la cultura, la organización y la estrategia.
Formar es un aspecto clave en la cultura Lean, pero no debe hacerse para cumplir un trámite o un acuerdo, sino para verdaderamente servir a la estrategia. ¿Tienes un plan de formación alineado con la estrategia?
Querer ser Lean de forma inmediata conduce al fracaso. La transformación Lean no es un proyecto puntual ni aislado, sino integral y permanente.
Analiza los puestos de trabajo de tu empresa. ¿En cuántos de ellos se dedica más energía a pensar que a trabajar?
Concentrar los recursos de tu fábrica para conseguir un objetivo concreto es más rentable y diferenciador que dispersarse en incontables objetivos. ¿Cuál es tu foco?